El estudio Luftwerk, fundado por Petra Bachmaier y Sean Gallero, ha revolucionado la forma en que percibimos el espacio y la arquitectura. A través de una singular combinación de luz, color y tecnología, este dúo artístico se posiciona como un referente en la creación de experiencias sensoriales inmersivas que transforman el entorno inmediato, invitando a los espectadores a cuestionar y explorar sus percepciones del lugar que los rodea.
Con sede en Chicago, el estudio se especializa en la creación de instalaciones que no solo interactúan con el espacio, sino que lo reconfiguran visualmente mediante el uso de la luz como medio principal. Para ambos expertos se trata de una herramienta técnica y a la vez de un elemento capaz de modificar las características perceptuales del entorno.
En sus intervenciones, la luz se convierte en un lenguaje fluido que, al mezclarse con el color, da lugar a un diálogo dinámico que altera la experiencia del espectador y genera atmósferas únicas, versátiles e intensas. Esta fusión de elementos visuales tiene un impacto directo en la forma en que el público se relaciona con los espacios, promoviendo una experiencia de inmersión total.
Los proyectos de Luftwerk se destacan por su capacidad para integrar el contexto histórico, arquitectónico y natural de los lugares que intervienen sus especialistas, mediante el diseño de instalaciones que interactúan con el significado cultural y patrimonial del entorno. Entre sus trabajos más destacados se encuentran instalaciones en sitios emblemáticos como el Fallingwater de Frank Lloyd Wright, el Barcelona Pavilion de Mies van der Rohe y la Farnsworth House, entre otros.
La relación entre color y luz es esencial en la obra de Luftwerk. La elección de los colores no es aleatoria, sino que responde a una intención profunda de explorar cómo este, al interactuar con la luz, puede alterar la percepción del espacio y sus cualidades inherentes.
La combinación de colores brillantes y la manipulación de la luz genera efectos visuales que cambian constantemente, desdibujando las fronteras entre lo físico y lo inmaterial. En este sentido, en sus instalaciones, el color se utiliza como medio decorativo y también como un factor que juega un rol activo en la transformación de la atmósfera, lo que permite a los espectadores experimentar de manera nueva y única los espacios que ocupan.
La versatilidad del trabajo del estudio se refleja en la variedad de escalas y formatos en los que se manifiesta: desde grandes instalaciones de sitio específico hasta obras más pequeñas y accesibles en galerías y museos. En cada una de sus apuestas, el proceso de creación, lejos de ser estático, está marcado por la constante búsqueda de nuevos desafíos y la integración de nuevas tecnologías.
La exploración de datos y la interacción con la naturaleza y la arquitectura son solo algunas de las maneras en las que el estudio sigue expandiendo sus horizontes. Así, cada nueva pieza que desarrolla, además de responder a las condiciones del lugar, anticipa y alimenta nuevas líneas de investigación creativa.
Un recorrido por tres instalaciones icónicas
Uno de los aspectos más distintivos del trabajo de Luftwerk es su capacidad para adaptarse y responder a las características específicas de cada lugar. Las instalaciones no son universales ni impuestas, sino que están pensadas para interactuar de manera única con su entorno. Ya sea en el jardín de un museo, en la arquitectura de un edificio histórico o en la naturaleza misma, cada intervención tiene en cuenta las particularidades del espacio, creando una experiencia de inmersión que es a la vez contextual y temporal.
Con cada proyecto, el estudio desafía las convenciones de la arquitectura y el arte, e invita a los espectadores a experimentar el mundo de una manera que solo puede ser comprendida a través de la integración de estos elementos visuales en constante movimiento. A continuación, exploramos tres instalaciones icónicas, que ejemplifican el talento de esta dupla de expertos –y artistas– para generar experiencias significativas.
Parallel Perspectives
La instalación presentada en Elmhurst Art Museum utilizó intervenciones de luz y color para activar e interpretar la Casa McCormick, diseñada en 1952 por Mies van der Rohe. El color resultó central para la transformación visual de los matices arquitectónicos de la casa, incluyendo varias obras con relaciones de color estáticas y dinámicas cambiantes.
Los efectos visuales del color impactan las experiencias de los espectadores en todo el entorno doméstico de la Casa McCormick y cambian las percepciones espaciales tradicionales, mientras celebran los signos de Mies del prototipo modular para viviendas prefabricadas.
Luminous Field en Chicago
Luminous Field transformó el Millennium Park en un lienzo digital de movimiento, luz y formas geométricas. La instalación, que duró diez días, iluminó el parque con imágenes y colores dramáticos acompañados de música compuesta por Owen Clayton Condon.
La obra se componía de proyecciones que mapeaban en video los mosaicos de la plaza, creando un mosaico digital. La animación de la composición de video se convirtió en una rayuela informal mientras los visitantes intentaban anticipar el movimiento y seguirlo.
Solarise: a sea of all colors
El Conservatorio Garfield Park es considerado una de las grandes obras maestras arquitectónicas de Chicago. Inaugurado en 1907 por el famoso arquitecto paisajista Jens Jenson, este edificio revolucionario se presentó como el invernadero más grande del mundo.
En 2011, una tormenta causó importantes daños al edificio de cristal y a las plantas del invernadero, por lo que como parte de un esfuerzo por crear conciencia e impacto, se encargó a Luftwerk disñear una serie de instalaciones de un año de duración en todo el invernadero.
Solarise contenía cinco instalaciones distintas, cada una en un jardín diferente, desarrollada con un punto de vista distinto para enmarcar, resaltar e interpretar elementos importantes del paisajismo.
Blumen
Diseñado y construido por Luftwerk y MAS Studio, el pabellón Blumen fue organizado por el Departamento de Arquitectura, Arquitectura Interior y Objetos de Diseño de la Escuela del Instituto de Arte de Chicago (SAIC) y el Centro Shapiro de Investigación y Colaboración en 2016.
La instalación constó de un pabellón escultórico temporal que combinó arte, arquitectura y tecnología para crear un entorno de crecimiento vegetal floreciente para la comunidad de Homan Square en Chicago. De forma modular, estaba conformado por seis estructuras de acero hexagonales de unos tres metros de alto conectadas entre sí, articulando un dosel urbano que funcionaba como marco físico para luces led de cultivo.